La conclusion : « Otro peligro es perder la espontaneidad, el deseo de aventura, la sencillez, la humildad ; y por eso constantemente nos “curamos” dando funciones en pleno campo, en las montañas, en cualquier parque. Nuestra mejor defensa son los propios niños. Ellos son nuestra arma y nuestra alma. Y cuando dejemos de pensar en los niños, y como ellos, se pierde La Colmenita.b
Aquí no hay pruebas de aptitud, ni “talentos”. Partimos del criterio de que todos los niños tienen su espacio en el teatro »