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Jacinto Lopera 5 décembre 2007 07:52

BIEN SUR, ILS N’AVAIENT LA NATIONALITE FRANCAISE/

Una sola bala le quitó a Sor sus dos amores

El sepelio de ambos será hoy a las 10:00 a.m., con una marcha protesta. Fueron las víctimas del ataque de las Farc a un bus en San Carlos. Esnéider Hincapié Clavijo y su padre murieron juntos.

EL COLOMBIANO Por Gustavo Ospina Zapata San Carlos

Tiene que ser muy grande el corazón de Sor Mary Clavijo Gutiérrez para decir que perdona a quienes mataron a su hijito Esnéider y a su esposo Hernán Darío Hincapié y, además, en medio de los ataúdes de dos de sus seres más queridos, pedir la paz para Colombia.

« Los perdono, es lo único que le digo, hay que hacer la paz, que no haya más muertos », dijo entre sollozos esta humilde mujer, de 26 años y madre de otra niña, de 9 años, que preciso este domingo hará su primera comunión y en la ceremonia iba a tener a un acompañante de lujo, su hermanito Esnéider.

« Él iba a estar en la fiesta, le alcanzaron a comprar el estrén, pero vea, hubo que ponérselo pero para su viaje al cielo », añadió Sor María.

Esos fueron los últimos afanes de Hernán Darío. Los últimos días, el hombre, agricultor en la vereda Vallejuelo, donde residía, los dedicó a preparar la ceremonia de su primogénita y a conseguir la atención médica para su hijo Esnéider, de 5 años, quien estaba enfermo.

Pero él no contaba con que en sus intenciones se atravesaría la guerrilla, que en un acto calificado por todos en el pueblo de irracional, abrió fuego contra un bus de la empresa Coonorte en el que el pequeño iba con su padre junto a otros 23 pasajeros, todos civiles.

En el ataque, ocurrido en un paraje de la vereda La Esperanza, a cinco minutos del casco urbano de San Carlos, murieron Hernán Darío y su hijo, al que llevaba en brazos.

« Ellos venían de Rionegro de una cita médica que tenía el niño. Hernán Darío lo traía cargado, venía dormidito, pero la bala que le entró a su padre también le entró al niño, que ni se dio cuenta de su muerte », narró su hermano Bernardo.

Ayer, padre e hijo eran velados en la funeraria del pueblo acompañados por muchas personas de la vereda Vallejuelo, que no entendían por qué la muerte les había llegado de esa forma a dos seres tan queridos para ellos.

« Hernán Darío se veía en ese niño, que era superhincha de Nacional, se mantenían juntos a toda hora, pero vea, los perdí a los dos el mismo día, Dios se los llevó juntos al cielo », apuntó Sor Mary presa del dolor. Un dolor muy grande.


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